RISK MANAGEMENT

RISK MANAGEMENT

En la cadena de suministros

 

La administración de riesgos es una parte fundamental para el funcionamiento de una empresa. Elaborar e implementar planes estratégicos que prevean los posibles siniestros que puedan manifestarse en cada uno de los eslabones de la cadena de suministro, nos permite, a largo plazo, reducir los riesgos sobre la vida de las personas y sobre los bienes de la organización, lo que significa un ahorro económico.

“Las cadenas de suministro son tan débiles como lo es su eslabón más frágil” y en empresas cada vez más grandes, interdependientes y globalizadas, el propio riesgo se agranda y globaliza. Por esta razón es necesario elaborar planes de prevención todavía más detallados y planificados para encontrar los posibles puntos débiles y una vez conocidos, hacerles frente con acciones concretas.

Toda organización cuenta con eslabones independientes en la cadena de suministros y es estrictamente necesario estudiar cada eslabón para así identificar los posibles puntos de ruptura.

En la cadena de suministros de una empresa existen riesgos ocultos que en caso de manifestarse podrían producir una parálisis en todo el proceso de producción. En la administración de riesgos conocemos dos factores que pueden ser letales. El primero es el efecto látigo, que supone que cualquier fallo en cualquier extremo de la cadena afecta a todos los demás eslabones provocando alteraciones a las que, de imprevisto y sin preparación previa, no es posible hacerles frente. En segundo lugar, tenemos incertidumbre provocada por el espacio temporal entre el suministro y la demanda.

Como venimos diciendo, dentro de una empresa u organización existen riesgos ocultos y es muy importante identificarlos para así aplicar medidas para evitar que se concreten (loss prevention), y en caso de producirse para reducirlos y controlarlos (loss control).

Los riesgos más conocidos son:

  • Hurtos y Robos

  • Accidentes

  • Agresiones

  • Terrorismo

  • Desastres naturales

  • Cortes de ruta (piquetes)

Todos ellos pueden tener efectos muy negativos sobre la calidad del producto y la imagen de la empresa.

Es importante entender que los costos que debe afrontar una organización frente a la manifestación de un riesgo no solo afectan a un producto en sí, sino que debemos tener en cuenta los costos indirectos y que, en la gran mayoría de las veces, no están cubiertos por ninguna póliza de seguro. Por ejemplo:

  • El tiempo perdido de la Jornada Laboral

  • Los daños causados a las instalaciones, maquinaria, equipo y herramientas

  • El lucro cesante

  • Las perdidas en materia prima, subproductos o productos

  • El deterioro del ritmo de producción

  • La disminución de la Calidad

  • El incumplimiento de compromisos de producción y la penalización por incumplimiento en los contratos 

  • La pérdida de clientes y mercados 

  • Los gastos por atención de demandas laborales

  • El deterioro de la imagen corporativa 

 

El desarrollo de una correcta Gestión de Riesgos

Una vez identificadas las fuentes y los riesgos que se pueden producir, debemos clasificarlos y valorizarlos en función de su gravedad.

A partir de entonces es necesario determinar qué impacto pueden tener en nuestra empresa, qué herramientas existen para hacerles frente y cuáles necesito adquirir.

Los planes de gestión de riesgos no suponen la eliminación total de cualquier daño, pero si aportan la capacidad de poder afrontarlos sea cual fuere su naturaleza, por lo que la elaboración de políticas internas de prevención se convierte en una asignatura inexcusable para las empresas.

En la gestión del riesgo en el transporte de cargas, se debe empezar con una evaluación previa de los viajes y un análisis de las situaciones que pueden darse durante el desplazamiento. Posteriormente, se diseñarán políticas de reducción de los riesgos detectados.

No todos los riesgos han de ser tratados por igual y su importancia se evalúa atendiendo a características como: severidad, probabilidad y frecuencia.

La severidad indica la relevancia del riesgo. Un terremoto de grandes dimensiones podría suponer la destrucción de las instalaciones mientras que la pérdida de un proveedor tal vez sería rápidamente subsanable al contar con cierto stock de seguridad.

Siguiendo el ejemplo anterior, la probabilidad de un terremoto o de una catástrofe natural no es igual de alta en todas las zonas del país. Puede que una empresa de transportes ubicada en Buenos Aires nunca tenga que lidiar con una catástrofe natural, pero riesgos como los hurtos, robos y accidentes han de estar presentes en todas las compañías.

La frecuencia también es esencial. La periodicidad del clima hace relativamente previsibles riesgos como un tornado y las estaciones de fuertes lluvias, o los problemas derivados de los picos de actividad delictual en las fechas navideñas. Si un riesgo se repite cada año tendrá más importancia que uno que podría no suceder en el próximo siglo.

Elaboración de planes para mitigar los riesgos logísticos

Una vez que sabemos cuáles son las amenazas y cuál es su severidad, frecuencia y probabilidad, es el momento de iniciar un plan de acción. Las situaciones de crisis son muy estresantes, lo que hace aún más importante disponer por adelantado de un manual que especifique las soluciones a las que acudir. Pero no te límites a especificar qué hacer cuando surja el problema, sino que debes plantear soluciones para mitigar la gravedad y también para evitar que el riesgo se convierta en un problema real.

Siempre debemos tener en cuenta que el mayor esfuerzo en un buen plan de seguridad está centrado en la prevención. Evitar que se manifieste el riesgo. Por eso cuando armemos nuestro manual debemos comenzar con todas las acciones tendientes a lograr mitigar la probabilidad de ocurrencia. Si estamos haciendo frente a una amenaza como el hecho producido por una banda criminal que actúa bajo la modalidad de Pirata del Asfalto, contamos con varias herramientas para disuadir a los malvivientes. En el monitoreo constante y permanente de un viaje con carga, el hecho de llamar al chofer periódicamente, ubicarlo por sistema satelital, confeccionar infracciones para evitar que sé mal acostumbre a detenerse donde no debe o a circular por zonas no autorizadas, ayudan en gran manera a que este riesgo siempre presente en nuestro país y en mayor medida en ciertas zonas de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano, no se concrete. “la mejor noticia es cuando no hay noticia”.

Otra medida adicional que se puede implementar es incorporar personal de seguridad al control directo de la unidad por seguimiento. Mas conocido como custodia armada.

Cuando instrumentamos estas medidas en forma inteligente, no por una obligación impuesta por una compañía de seguros, sino como un plan de seguridad y lo mantenemos en el tiempo, logramos inmejorables resultados.

La capacitación tanto al personal interno como a los conductores deberá formar parte de nuestro plan de seguridad. Los choferes deben tener conocimiento de que se espera de ellos. Que frente a un evento extraordinario o sospechoso deberán dar aviso a la central de monitoreo o inclusive explicarles por donde es correcto circular de manera de evitar posibles atracos o incluso comentarles el motivo por el cual no es buena idea detenerse para cargar combustible o comprar una gaseosa con la carga arriba del camión y previo al cliente, ayudara sin ningún lugar a duda a que ese eslabón de la cadena de suministros no se corte y actúe como efecto látigo al resto de la cadena.

Otras medidas habituales suelen incluir la mejora de la calidad de los proveedores, la implantación de sistemas de calidad, la adquisición de seguros que cubran parte de los riesgos, fomentar la trazabilidad de toda la cadena de suministro para una detección temprana de los problemas, etc.

Esto tendrá un costo extra, pero a su vez puede ahorrarnos muchos disgustos y por supuesto mucho dinero. “Cuanto más queramos cubrir un riesgo, mayores serán los costes a asumir. Las redundancias nunca salen gratis”, explica Javier de la Viuda, director de cadena de suministro en Diageo, en El Libro Rojo de la Logística.

En definitiva, hemos de crear planes plenamente operativos y específicos que puedan usarse tanto antes de que suceda el problema, para prevenirlo, como desde el minuto uno en el que el riesgo se haya hecho realidad, para mitigar las consecuencias.

Sergio Desivo Carbano

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